Capítulo 1. Diario del futuro.
Desperté, como siempre,
gracias al despertador, en una oscura habitación rodeada de un embrollo de
sábanas que no había cambiado desde hace días.
Me incorporé y miré el
móvil. Mis dedos, intentando alcanzar a mis pensamientos, comenzaron a
escribir.
13 de Agosto de 2009.
Me acabo de despertar. Mis sueños cada día parecen
más reales. Deus parece que existe de verdad. Estoy empezando a tener miedo de
mí misma. ¿Cómo es que mi mente puede ser tan poderosa?
Me dirigí al baño tras
escribir esto, siempre con el móvil de carcasa azul entre mis manos. Me miré en
el espejo, sin prestar verdadera atención. Me aplasté el pelo, castaño claro y
liso que me llegaba por encima de los hombros y me salpiqué agua en la cara.
No era guapa. A pesar de
tener, según mi padre, ‘Unos ojos increíblemente azules y claros, heredados por
él’, no lo era.
Pero poco me importaba.
Tenía a Deus. Que aunque no existiese en ningún sitio salvo en mi imaginación,
parecía tan real…
Nadie se fijaba en mí. Era
como una especie de ser extraño e invisible.
Cuando regresé a mi
cuarto, extraje un dardo azul de su estuche y lo tiré hacia una de las cinco
dianas que había colgadas en la pared derecha.
Acerté.
Lo que no era raro en mí.
13 de
Agosto de 2009.
He vuelto a acertar en la diana. Me pregunto cuándo
llegaré a ser tan buena cómo papá.
Voy a desayunar, a vestirme y después iré al
instituto. Espero no encontrarme con nadie conocido.
Llegué al instituto sin
ningún problema, siempre redactándolo todo en mi diario.
Ojalá…Ojalá algún día las
cosas cambiaran.
Aquella noche tuve un
sueño muy extraño.
Me despertaba, como
siempre, en el frío suelo de la base de datos del espacio-tiempo, dirigida por
Deus y su ayudante, Kuroko, quien no parecía tener más de nueve años. Aún así,
era mitad demonio, por lo que nunca le hacía mucho caso.
-Deus –Saludé.
-Miki. Te estaba esperando.
-Siempre me estás
esperando, Deus-Le dije.
-Hoy te voy a hacer
entrega de algo muy valioso. Asegúrate de no perderlo.
Yo no dije nada. Tan sólo
esperé a que prosiguiera. Pero no siguió hablando. Dirigió sus enormes manos
hacia mí e, hizo aparecer ante mí un
teléfono móvil, exactamente igual que el mío.
-Eh…¿Mi própio móvil?
-No. Tu futuro.
No comprendía nada. ¿Mi
futuro?¡Pero si era mi propio móvil!
-Tómalo, o desaparecerá.
-Yo lo cogí, obediente.
Pero justo en el instante en el que lo tenía entre mis manos, desperté, entre
gotas de sudor frío.
¿Qué había pasado?
Bueno, tan sólo era un
sueño.
Me levanté y desbloqueé el
móvil, dispuesta a escribir sobre aquel sueño, pero cuando me dí cuenta, ya
había algo escrito, con la fecha de hoy.
14 de Agosto del 2009.
Hoy he tenido una pesadilla. Bueno, no era una
pesadilla, tan sólo un sueño extraño. Espero que no se repita…
Me he levantado y cuando he vuelto a mi habitación,
he tirado el dardo blanco ¡Y he acertado!
Lo releí de nuevo,
desconcertada. Seguramente habría escrito aquella entrada medio dormida.
Entré en el baño, y cuando
volví a mi habitación para coger la
mochila, extraje el dardo blanco, apunté, y tiré hacia la diana.
Como era de esperar, volví
a acertar.
Mi móvil hizo un ruido
extraño. Lo miré.
¿Cómo?
Había otra entrada
escrita.
He bajado a desayunar. En la televisión han hablado
sobre los misteriosos asesinatos en serie producidos en la ciudad. El culpable
no ha dejado ni una sola prueba y la investigación no va a ninguna parte.
Cuando he salido de casa, me he encontrado con
Shibata, que me ha dado una colleja y después ha seguido su camino corriendo.
Observé la pantalla, realmente confusa.
Decidí ignorarlo. Sería algún fallo del sistema.
Bajé a desayunar.
Miré el calendario: Todavía faltaba un
mes para que mamá volviese. Y papá…Hacía dos años que no sabía nada de él.
Encendí la tele. Millones
de problemas a causa de aquel asesino.
Miré de reojo el móvil, que reposaba a mi lado.
Sería mera coincidencia.
Cuando salí de casa para dirigirme al instituto, oí una
voz conocida.
Me di la vuelta.
¡Era Shibata, de mi clase!
No, no podía ser. Shibata…Shibata nunca llegaba puntual a clase
por sus entrenamientos.
-¡Ichijo!-Gritó
Pasó por mi lado dándome
una ligera colleja en la nuca. No dije nada. Todavía estaba demasiado
sorprendida por lo del teléfono.
Suspiré y seguí mi camino.
Cuando llegué a mi clase y
me senté, saqué el móvil de nuevo. No sin sorpresa, leí una nueva entrada;
Asahina, la chica más guapa y popular de la clase,
me ha mirado fijamente antes de sentarse. ¿Habré hecho algo malo? Bueno, todo
el mundo, al parecer, me tiene odio. No me importa.
Hoy ha habido un exámen sorpresa de matemáticas.
Las respuestas son…:
Cerré inmediatamente el
móvil, puesto que el profesor acababa de entrar, seguido de Kokoro Asahina, la
chica más popular de la clase.
Tenía el pelo larguísimo y
color rojo encendido, recogido en una extraña trenza. Sus ojos eran color
avellana y muy grandes.
Me quedé un tanto
anonadada mirándola, y ésta pareció darse cuenta, puesto que giró su mirada
hacia mí.
Rápidamente, aparté la
mirada, avergonzada.
Cuando todo el mundo se
sentó, el profesor puso unos cuantos folios sobre la mesa y escribió en la
chirriante pizarra:
‘Exámen de matemáticas’
Ahogué un grito. Cuando el
profesor hubo puesto una hoja llena de cuentas frente a mí, me acordé de la
segunda parte de la entrada.
A lo mejor…Las respuestas
eran correctas…
Miré el móvil con cuidado
de no ser descubierta y fui copiando las respuestas.
Esto…¡Esto era de locos!
Si de verdad mi móvil podía predecir el futuro…Las cosas
me irían tan bien…
Sonriente, entregué el
exámen, ansiosa por saber los resultados.
Sin embargo, había una
entrada que no había visto.
Kokoro Asahina no me ha quitado el ojo en todo el
exámen.
Capítulo 2. Un asesino del futuro.
30 de Agosto de 2009.
Las cosas me van realmente bien. Últimamente soy la
mejor de toda la clase en todas las materias. ¡Que intenten leerme la mente si
quieren saber mi secreto!¡No se lo pondré tan fácil!
La gente del instituto
comenzó a conocerme por tener las
mejores calificaciones.
Ya no era tan invisible.
Las chicas envidiosas de
mi clase me habían intentado tender emboscadas, pero, gracias a mi capacidad
para saber el futuro, nada de eso ocurrió.
Yo siempre ganaba.
Estaba terminando de
recoger mis cosas. Como siempre, era la
última en irme, cuando noté un zumbido en el móvil. Algo había sucedido.
O algo sucedería.
El asesino en serie que salió en las noticias me
persigue. Me va a matar.
El móvil tembló entre mis
manos.
¿El asesino en serie venía
a por mí?
Pero…¿Por qué? ¿Cómo?
Demasiadas dudas en mi
cabeza.
De repente, alguien entró
en la clase.
Kokoro Asahina.
Su pelo rojo y ondulado
ahora lucía suelto. Sus ojos castaños estaban fijos en mí. Me examinaban con
exactitud y rapidez.
-Es por tu diario –Dijo, con una sonrisa.
-¿Qué…Qué
diario?-Pregunté, mientras me temblaba horriblemente la voz.
Ella se acercó a mí,
tanto, que pude hasta oler su enigmático perfume.
-Tu diario del futuro.
De golpe, comprendí.
Ella era la asesina en
serie. Ella había venido a matarme.
Chillé y salí corriendo de
la clase, siendo perseguida por Asahina.
-¡¡¡ESPERA!!!-Exclamó,
mientras intentaba atraparme.
Salí del edificio mientras
miraba de nuevo el diario.
Kokoro Asahina me está persiguiendo. Me va a
atrapar. Me meto en el ascensor del edificio en obras que está justo en frente
del instituto. Tengo miedo.¡No quiero morir!
Rápidamente, hice lo que
el diario me dictaba, tal y como estaba previsto.
Me metí en el ascensor y
comencé a pulsar botones sin prestar realmente atención a qué piso me dirigía.
Las puertas estaban por
cerrarse, cuando alguien lo impidió.
-Asa..¡Asahina!-Grité-¡NO…NO
ME MATES!
Cuando logró entrar en el
último momento, me sonrió ampliamente y se acercó a mí.
Echó un vistazo al panel
de botones y pulsó el número 17: El último.
-¿Qué haces?-Pregunté,
temblando. Me había pegado a la pared del ascensor y agarrado bien el móvil.
-El asesino te espera en
el piso 14. Ir allí supondría tu muerte. ¿Creías que yo te iba a matar?
Se acercó aún más a mí.
Nuestros labios se rozaron un fugaz instante. No tuve tiempo de apartarme.
-¿Creías que te iba a
matar?-Repitió-Si te amo.
-¿Q-Qué?
-Te amo. No dejaré que te mate. Con mi diario, es
imposible.
-¿Un diario?
Ella río.
-No te hagas la tonta. Tú
también tienes uno.
-Ya…Ya…Espera, ¿Cómo es
que tienes uno? Deus no…
-Shh…-Me puso un dedo
sobre los labios- Con mi diario, todo saldrá bien. Tan sólo hay que matar al
asesino.
-¿Ma…Matar?- No paraba de
tartamudear.
-Es un juego de
supervivencia- Me explicó, pacientemente –Dónde los doce poseedores se matan
entre sí, hasta que sólo quede uno.
Yo la miré, incrédula,
mientras la puerta del ascensor se abría ante nosotras. Estábamos en la azotea.
El sol del atardecer resultaba incluso palpable.
-Tenemos poco tiempo para
trazar un plan.
-¿Hablabas en serio sobre
matarlo?-Pregunté, mientras salíamos completamente de aquella caja de acero.
-Aquí o matas, o te matan.
No hay más opciones.
Tragué saliva.
La mirada de Asahina se
deslizó hasta mi pequeña riñonera, dónde guardaba mis dardos de los que nunca
me separaba.
-Con tu asombrosa
puntería, le acertarás en su propio diario. Tan sólo tenemos que hacer que lo
saque.
-¿A…Asombrosa?
Ella asintió, sonriente.
-¿Te sientes con suerte
hoy?
Capítulo 3. Los otros diarios del futuro.
Ya habíamos planeado lo
que haríamos.
Era muy sencillo, por lo
que me había explicado Asahina.
Tan sólo tendría que
esconderme hasta que el asesino saliera al exterior. Como no nos vería, se
vería obligado a sacar su diario, y entonces, yo tendría que salir de mi
escondite para lanzarle un dardo y acertarle en su diario, para así destruír su futuro.
Y sin futuro, no se es
nada.
Asahina estaría vigilando y saltaría si fallaba o
algo iba mal.
Sólo tenía una
oportunidad. Asahina confiaba en mí.
Nuestro futuro estaba en
juego.
Estábamos en nuestros
puestos. De pronto, las puertas del ascensor se abrieron. Contuve la
respiración. Sólo…Una…Oportunidad…
Miré por encima del talú
en el que estaba escondida.
¡Era una mujer!
Su rostro estaba cubierto
por una máscara y unas gafas oscuras, pero un asombroso pelo voluminoso, negro
y rizado resaltaba en su persona, ante todo.
En su mano llevaba un
cuchillo. Y en la otra…
¡Estaba sacando su
diario!¡Su móvil!
Era el momento de actuar.
Salté de mi escondite. No
pareció haberme visto, puesto que estaba concentrada en su teléfono.
Abrí mi riñonera para
sacar un dardo rápidamente, y casi sin pensarlo lo tiré hacia su diario.
La `punta atravesó la
pantalla, rompiéndola en mil pedazos.
Únicamente pude ver su
expresión de asombro tras las gafas. Su teléfono desapareció, y en la zona de
su corazón, se creó un remolino negro, absorbiéndola por completo.
-Vaya…Creí que sería más
emocionante.
Asahina había salido de su
escondite.
-He matado…A una persona…
-No te arrepientas de
ello. Era una asesina. Será mejor que lo olvides; Si quieres ganar, tendrás que
matar.
-Pero…¡Yo no quiero matar
a nadie!
-Entonces morirás-Sonrió
ampliamente, sin dejar de mirarme-¿Y si vamos a tomar algo? Tu madre no está
hoy en casa, ¿No es así?
¿Por qué lo sabía todo de
mí? ¡Era una superacosadora!
De pronto, recibí un
mensaje.
De: Deus Ex Machina.
Para: Ichijo Miki y las otras once
poseedoras.
Citaos en la catedral de la casualidad contínua a
las 21 h. Ya es hora de que comience el juego. Kuroko os acompañará.
Nos vemos allí,
Deus.
Suspiré. ¿En qué lío me
había metido?
Asahina seguía sonriente,
mientras revisaba su diario.
¿Cómo sabía todo eso sobre
mí?
-Mi diario del futuro es
el diario del amor. Me muestra todo sobre las personas a las que aprecio. Y yo
sólo te aprecio a ti. Por eso lo sé absolutamente todo.
Retrocedí,
instintivamente. Empezaba a darme miedo. ¿Quién hubiera dicho que Asahina era
tan…
-¡No pienses eso de
mi!-Exclamó, acercándose a mí- Yo…Yo de verdad que te quiero…
Una sóla duda se instalaba
en mi cabeza en aquel momento.
-¿Por qué? Nunca antes nos
habíamos hablado.
-¡No me digas que lo has
olvidado!
La miré, interrogante.
Ella suspiró, dolida.
-Hace dos años…Cuando nos
preguntaron qué queríamos hacer en el futuro, en una encuesta. ¿No te acuerdas?
Caímos también en la misma clase…
-Yo…Creo que empiezo a
recordar…
Sí. Fue hace dos años. Nos
habían repartido unos folletos para que rellenásemos qué queríamos hacer en el
futuro en la última hora.
Había estado toda la hora
dándole vueltas, hasta que sonó el timbre. Tenía que darme prisa.
Todo el mundo había
depositado su papel sobre la mesa y se había ido. Salvo yo y otra chica,
situada detrás de mí. No me había fijado nunca en ella, pero, ahora que la
veía, me parecía la chica más guapa del instituto.
Se levantó y se acercó a
mí.
-¿Tú tampoco puedes
encontrar una respuesta?-Me preguntó, apoyándose en mi mesa.
Yo sacudí la cabeza, y
borré inmediatamente lo que había escrito.
‘Quiero
ir a ver las estrellas con mis padres’
Ella impidió que siguiera
borrando con su mano.
-Es una tontería…-Me
justifiqué.
-No lo es. Es bonito-Me
sonrió.
-Ya pero…Eso nunca pasará.
Mis padres se acaban de divorciar…Y no quieren saber nada uno del otro.
-Pues entonces, iré yo
contigo a ver las estrellas, ¿Te parece?
-Eh…No te conozco. Además,
quiero ir con mi familia, y tú no eres mi familia.
-Qué cerrada eres-Protestó-
Pues me convertiré en tu novia, y más tarde, en tu mujer. Así seré parte de tu
familia y podremos ir a ver las estrellas.
-Cuando seamos
mayores-Dije.
-Cuando seamos mayores.
Confirmó ella.
Entonces, cogió su hoja de
su escritorio, y me la enseñó.
‘Cuando
sea mayor, seré la novia de Ichijo-san’
Sí. Ya lo recordaba.
La miré. Su perfecta
figura se recortaba en contraste de la luz solar y el viento ondeaba su pelo de
una forma graciosa y delicada.
-¿Desde entonces…?
-Desde entonces, no te he
podido olvidar. Escribo en este diario todo lo que hacías o lo que sabía de ti.
Yo no dije nada y volví a
retroceder.
-Sé que tienes miedo de mí.
Y no deberías. Yo te protegeré.
De pronto, sentí que algo
tiraba de mi camisa. Me di la vuelta: Era Kuroko.
Tenía el pelo oscuro,
recogido en una coleta alta, sus ojos eran ambarinos y su piel tostada. Era muy
bajita, no superaría el 1,30. Aparentaba unos 9 años, aunque quién sabe cuántos
tendría en realidad.
Vestía un atuendo blanco
muy extraño e iba descalza.
-Vamos, Miki, Asahina, que
vamos tarde –Dijo, cortante.
Llegamos a un sitio bastante extraño: Había doce
plataformas dispuestas en círculo. En el medio, había un gran asiento donde se
situaba Deus.
-Miki-Saludó-Busca tu
sitio. Asegúrate de que nadie descubra tu nombre ni tu apariencia. Un velo
negro te tapará.
Yo asentí y me coloqué en
una plataforma que parecía abierta. Asahina hizo lo mismo.
¿Qué era ese sitio? Si
hubiera estado allí antes, lo habría visto seguro.
-Damos por comenzada la
primera sesión –Dijo Deus con una voz ensordecedora.
De repente, nueve figuras
impalpables e irreconocibles aparecieron, cada una en una plataforma, aparte de
la de Asahina y mía.
Todas eran mujeres.
-¿Qué significa esto,
Deus?-Preguntó una voz procedente de uno de los individuos.
-Veréis…
>>Mi tiempo se
acaba. Y necesito un sucesor. Más bien una sucesora.
Para ello, he decidido
crear un juego, un juego de supervivencia, dónde la última que quede será la
que herede mi puesto de Dios del tiempo.
Para ello, os he
habilitado unos diarios para leer vuestro futuro, o el futuro de otro. Cada
diario es diferente, y tiene sus ventajas e inconvenientes.
Tenéis 90 días para que
haya una sóla y clara vencedora. No se pueden ceder los diarios.
Hay dos maneras de excluir
a alguien del juego: O bien matándolo o bien destruyendo su diario.
Os comunico que una de
vosotras ha sido asesinada esta misma tarde por la primera poseedora de todas
vosotras, y ha sido ayudada por la segunda.
¿Primera?¿Segunda? ¿Era
así cómo se refería a nosotras?
-Me aseguraré de matarte,
primera-Dijo una de las figuras. Pude adivinar su rostro sonriente.
-¿Primera? Una adversaria
digna de mí…-Comentó otra.
-No sobrevivirás.
Me sujeté la cabeza,
dolida. ¿Por qué todo el mundo iba contra mí?
Noté una mirada fija en
mí. Era Asahina, por lo que pude adivinar de ella.
-Yo te protegeré-Susurró-
No permitiré que nadie te mate.
-Doy por terminada la
sesión de hoy. Buena suerte, aspirantes.
De pronto, me desperté, en
mi cama. ¡Entonces sí que había sido un sueño!
Mi teléfono, vibró,
desesperado.
Lo desbloqueé.
¡¡¿¿1…104 mensajes
nuevos??!!
BANDEJA DE ENTRADA.
De: Kokoro Asahina
¿Qué te ha parecido lo de hoy?
De: Kokoro Asahina
No tengas miedo.
De: Kokoro Asahina
Yo te protegeré
De: Kokoro Asahina
¿Quedamos para comer?
De: Kokoro Asahina
¿Quedamos para cenar?
De: Kokoro Asahina
¿Te has despertado ya?
De: Kokoro Asahina
Te Amo.
De: Kokoro Asahina
¿Te has despertado ya?
De: Kokoro Asahina
¿Te has despertado ya?
De: Kokoro Asahina
Sé que estás despierta.
No…No había sido un sueño.
Era real.
Todo era demasiado real.
Hice caer el teléfono
sobre la cama y me pasé una mano por el pelo completamente despeinado.
Demasiado…Real.
Capítulo 4. Una chica electrizante del futuro
2 de Septiebre del 2009.
Asahina me espera en frente de un instituto privado
para chicas. Aparentemente, hay una poseedora de un diario en el edificio y
quiere acabar con ella lo antes posible. No entiendo cómo habrá conseguido esa
información. Hoy no vamos al instituto.
No quiero ir. Yo no quiero matar a nadie más.
Quiero salir de este juego. Siento que no pinto nada en esto.
Llaman a la puerta. ¡Es Asahina! Ha venido a
buscarme, en vista de que no acudía a su llamada.
Tengo miedo.
En efecto, tres minutos
después, el timbre sonó.
Me levanté, temblorosa, de
la silla del estudio de mi cuarto, emitiendo un suave crujido. Eran las nueve de la mañana, hacía rato que
ya estaba vestida y revisaba los millones de mensajes que me mandaba Kokoro
Asahina, sin responderlos.
-¡¡¡MIKIIIIII!!!-Oí. Era
ella. Bajé las escaleras mientras oprimía el móvil entre mis dedos. Nada más
abrir la puerta, una figura con el pelo
rojo y brillante se abalanzó sobre mí, haciendo que cayésemos ambas al suelo y
besándome en los labios
Yo la aparté
inmediatamente.
-¿Por qué haces
eso?-Pregunté, molesta, mientras me limpiaba los labios con la manga de la
camiseta.
-Por que te amo-Respondió
ella- Y por que quiero que tú me ames a mí también.
-Eso…No creo que…
-Si. Se hará realidad. Tú
me amarás. Lo sé.
-¿Eso dice tu diario?
-Eso dice mi instinto-Dijo
mientras se levantaba y me tendía la mano para ayudarme, con una amplia
sonrisa.
Aproveché para mirarla
mejor. Llevaba un conjunto sencillo, color azul turquesa y marino, compuesto
por una camisa de manga corta y una falda bastante corta.
-Eh, no…No me mires así.
-¿Que no te mire cómo?
-Da igual. Vamos. ¿Tienes
tus dardos?
Yo asentí.
2 de Septiembre del 2009.
Estamos en la entrada del más prestigioso instituto
privado para chicas de toda la ciudad. No hay nadie en la entrada, ni en el
recreo. Todo está completamente en silencio.
De pronto, un cristal de la tercera planta se
rompe. Una figura sale disparada. Es una alumna, lleva uniforme. Kokoro y yo
nos aproximamos corriendo junto a ella. No tiene heridas graves. ¿Qué, o más
bien, quién la ha hecho saltar desde aquella ventana? Sus manos están atadas.
Nos apresuramos a agacharnos junto a ella y desprenderla de las cuerdas.
La chica no dijo nada,
simplemente se dejó hacer. Tendría aproximadamente nuestra edad. Tenía el pelo
azul oscuro, aunque en cuanto más se alargaba, más claro era. La longitud de su
cabello era mucho más larga por el lado derecho.
Tenía la piel blanca como
la tiza y los ojos grandes, azules y electrizantes.
-¿Qué te ha pasado?-Dije.
-La vidente-Suspiró,
cerrando los ojos. Cuando los volvió a abrir me parecieron aún más
hermosos-Está aquí.
No entendí nada.
-¿La vidente?¿Qué vidente?
Asahina pareció entender.
-Una vidente es una
persona que ve el futuro. ¿No será…?
-¡La poseedora!-Exclamé.
Asahina se puso en pie
rápidamente y corrió hacia el interior del edificio. Yo revisé rápidamente el
diario.
Asahina va armada con dos cuchillos. Es extraño,
parece no haber nadie en el interior del instituto, ni siquiera profesores. Aquí
hay algo que no cuadra.
-Oye…-Aparté la mirada del
diario para mirar a la chica. Me sorprendí al ver que ella me miraba con los
ojos muy abiertos. Retrocedí, instintivamente. Me recordaba a Asahina…
-¿Qué?-Preguntó, cortante.
Su voz era aguda y seca.
-¿Por qué no hay gente en
el instituto aparte de ti?
-No creo que te
incumba-Respondió, masajeándose las muñecas –Esto no os incumbe. Mejor será que
salgáis de aquí.
Yo sacudí la cabeza.
De repente, oí un grito.
¡Procedía de Asahina! Me levanté inmediatamente.
-Sobre todo, ni se te
ocurra moverte de aquí. Puedes haberte roto algo sin saberlo.
Ella suspiró y apartó la
mirada, sin responder.
Yo eché a correr hacia las
entrañas del edificio, realmente preocupada por lo que le pudiera haber pasado
a Asahina.
Subí las escaleras a
cuánta velocidad pudieran alcanzar mis piernas. Cuando estuve apunto de llegar
al tercer piso, decidí revisar el diario.
Kokoro está recostada en el suelo con uno de sus
cuchillos enterrado en su hombro. No es realmente grave pero le ha debilitado.
Está sola. No hay nadie.
Cuando llego junto a ella, está inconsciente. Me
arranco un trozo de camisa y tras extraerle la daga, le envuelvo el hombro en
la tela. Hay demasiada sangre. La sangre no para de salir…Me cuesta mantener
los ojos abiertos…
Me desperté en una
camilla. Tenía salpicaduras de sangre en la ropa.
Había olvidado mi fobia a
aquella sustancia que corría por nuestras venas…
¡Menuda inútil! ¡Queriendo
ayudarla, había acabado desmayándome! Quién sabe dónde estaría Asahina ahora.
Miré a mi alrededor.
¿Quién me había traído hasta allí? A juzgar por la lúgubre decoración de la
sala, supuse que estaría en la enfermería del instituto.
Me levanté. Tenía un
profundo dolor de cabeza.
De pronto, la puerta se
abrió de golpe. Detrás de ella había una mujer. Debería rondar por los
cincuenta años. Tenía el pelo grisáceo y ondulado. Sus ojos eran diminutos y
estrechos.
Tenía una bola de cristal
en una mano y vestía una túnica negra y morada, muy extraña.
-¡Primera!¡Por fin te he
encontrado!¡Te mataré!
Yo retrocedí y comencé a
correr por la amplia sala hasta llegar a otra puerta, pero estaba cerrada. La
mujer me perseguía. Era obvio que era la
vidente, una de las poseedoras de diarios del futuro. Y venía a matarme.
Me giré para recibir el
golpe que la mujer me iba a asetar con la bola de cristal. Pero ese momento no
llegó.
Un cuchillo de cocina la
atravesó parte a parte y la hizo caer al suelo, derramando sus últimos segundos
de vida.
Detrás suya, estaba la
chica de antes, que respiraba entrecortadamente.
Intenté no mirar la
aparatosa herida que se había formado en el vientre de la poseedora y observé a
la chica.
-De nada.-Dijo.
-Eh…Gracias.
-Era la cuarta poseedora.
Urara Hosho.
-¿Eh?¿Cómo sabes tú…?
De repente, alguien empujó
a la chica de ojos electrizantes hacia delante, haciéndole caer y partirse el
labio.
Kokoro Asahina Extrajo uno
de sus dos cuchillos de su bolsillo. No necesitaba ver el diario para saber lo
que iba a hacer. Rápidamente, avancé hacia delante y le inmovilicé la muñeca.
-¡Asahina! ¿En qué estás
pensando?
-¡Es la sexta poseedora,
Aoi Esuno!¡Tenemos que matarla!
-¿Y cómo lo sabes?
La acosadora relajó los
músculos. No respondió.
-Estás en lo cierto,
Asahina.
La chica peliazul se había
levantado, y tras limpiarse la sangre del labio, sacó de su bolsillo de la
falda a cuadros beige, un móvil.
-Soy la sexta poseedora.
Aoi Esuno, como tu bien has dicho. Mi diario es el diario del observador y
predice todo lo que pasará a mi alrededor.
-Esuno-Dijo ella – Vaya
familia más asquerosa.
La chica se acercó, me
apartó bruscamente y dirigió su mano,
bien abierta, hacia el rostro de Asahina. Ella emitió un quejido,
dolida.
-No me metas en el mismo
bote que en el de los Esuno. Llámame Aoi.
-No te voy a llamar de
ninguna manera por que dentro de poco estarás muerta!
La pelirroja levantó el
brazo con fuerza y determinación, buscando enterrarle el cuchillo en el corazón
a Aoi. Pero algo le impidió realizar su letal acción.
Asahina chilló, haciendo
caer el cuchillo y llevándose su mano izquierda a su hombro vendado por un
trozo de camiseta.
La chica aprovechó para
retroceder hasta llegar a mi lado.
-Menudo bicho que tienes
detrás, Ichijo.
-Puedes llamarme Miki
–Dije, mientras observaba cómo Asahina se oprimía el hombro, dolorida.
-Eh, no te tomes tantas
confianzas. No te voy a matar. Eso es todo. Pero a ésta mierda sí que la voy a
matar-Dijo, refiriéndose a Asahina.
No entendía cómo ambas
podían hablar tan fácilmente de matar y hacerlo sin tener ningún remordimiento
después.
-No la mates.-Dije,
mientras me ponía delante suya y extendía los brazos, en señal de protección-
Puede que no sepa lo que haga, pero en el fondo…
-En el fondo es una puta
que merece morir.
Yo callé, sorprendida.
Ambas, Aoi Esuno y Kokoro Asahina,
eran armas letales en un envoltorio hermoso y a la vez, misterioso. Y esas dos
armas se odiaban a muerte.
Me di la vuelta y me
arrodillé junto a Asahina.
-Asahina. ¿Estás bien?
-Si me das un beso estaré
mejor-Sonrió.
Yo suspiré.
-Déjate de tonterías. No
soy tu juguete. No te besaré. Vámonos a casa.
-¿Os vais?-Preguntó Aoi,
Mientras extraía el cuchillo desde las entrañas de Urara Hosho.-¿No queréis
saber la historia de ésta mujer?
Parpadeé, aún más
sorprendida.
-A ver qué
inventas-Escupió Asahina, cortante.
Aoi Esuno sonrió
enigmáticamente mientras limpiaba el cuchillo en su falda.
Notas: todas las otras
poseedoras estudian o estudiaron en el instituto privado
Capítulo 5: La vidente del
futuro.
Aoi se acomodó en el suelo
de la sala, frente a nosotras.
-Estáis condenadas. Las
dos.
-¿Qué?-Balbuceé. Ella posó
su mano izquierda sobre mis labios, impidiéndome hablar.
-No me interrumpas. Ahora
hablo yo. Si dices una palabra, te mato.
-¡Ni te atrevas a
tocarla!- Exclamó Asahina, reprimiendo el dolor de su hombro.
La menor de la familia
Esuno la miró, desafiante. Después deslizó su mirada hacia mí.
-Todas las poseedoras
tenemos algo e n común. Todas, menos vosotras dos. Por eso todas están
determinadas a mataros primero a vosotras, y después irán a por las demás.
-Pero no te incluyes a ti
en esto-Observé yo. Aoi disparó su mano hacia mi mejilla, que quedó marcada con
un pequeño rasguño.
-Que te calles.
>> Como decía antes
de que me interrumpieras, todas tenemos algo en común. Y es que todas
estudiamos o hemos estudiado en éste instituto privado, exclusivamente para
mujeres. Salvo vosotras.
Éste instituto es una
especie de hermandad o secta, creada para proteger a la mujer contra el hombre
en todo momento.
Pero como siempre, hay
excepciones. Y en éste caso, hay muchas.
La mayoría de chicas que
entran aquí no lo hacen por voluntad propia. Sus familias lo hacen por temor a
la vida exterior, a lo que les espera en su futuro.
Urara Hosho…Es una
pariente mía. Muy lejana. Recuerdo que cuando masacraron a mis padres y a mi
hermano, ella me cuidó.
Pero ahora, con el poder
que le había sido otorgado de ver el futuro realmente (Puesto que trabajaba de
vidente), el poder la cegó, y puesto que
sabía que yo también tenía la capacidad de ver el futuro, intentó matarme.
Yo iba a decir algo, pero
callé inmediatamente al recordar la amenaza de Aoi Esuno.
-Puedes hablar-Dijo ella-
Creo que he terminado.
-¿Masacraron a tu familia?
Ella me miró fijamente. Se
levantó, con una sonrisa amarga esbozado en el rostro.
-Los torturaron hasta la
muerte, sí. A mi madre , a mi padre y a
mi hermano, de apenas cinco años. He estado acumulando toda esta rabia hasta
hoy. Por eso no te mataré, Kokoro Asahina. Todavía no. Quiero que sufras mucho.
Muchísimo. Y que después tengas una lenta muerte a manos de la que amas –Dijo,
con la mirada fija en Asahina. Cogió el cuchillo de cocina y le apuntó
amenazadoramente con él. –Eres la asesina de mi familia. Y te mataré.
Me levanté de golpe.
-¿¿¿A-Asahina??? ¿¿¿Es eso
cierto???
Ella me miró, completamente
avergonzada.
-Tú…No sabes
nada…-Susurró-¡TÚ NO SABES NADA, ESUNO!-Exclamó después, mientras se ponía en
pie.
Salió corriendo de la
sala.
Aoi se enjugó una diminuta
lágrima que había comenzado a correr por su mejilla.
-No llores –Intenté
consolarla.
Ella me cruzó la cara con
la palma de su mano, una vez más.
-No estoy llorando. No
intentes consolarme. No me conoces. No te acerques a mí.
-Te debo un
agradecimiento. Por no matarme. Gracias.
Aoi desvió la mirada,
molesta.
-Puedes darle las gracias
a tu querida Asahina. No necesito tus agradecimientos y nada que sea tuyo.
>>Simplemente, te
perdono la vida. Eres un mosquito débil que no sabe defenderse.
-En eso tienes toda la
razón-La secundé yo
-Sólo te daré un consejo:
Cuidado con Asahina. No es lo que parece.
-Lo sé. Igual que tú
tampoco eres lo que parece.
Se giró, con una mueca de
asco.
-Y en tu opinión, qué es
lo que parezco?-Preguntó.
-Pareces una chica que no
toma en cuenta los sentimientos ni a los demás. Pero en el fondo, eres muy
buena persona, lo sé.
-No juzgues sin conocer.
Si haces eso, te irá mal en la vida.
-No juzgo sin conocer. Sé
que no me he equivocado. Y te puedo prometer que no sufrirás más. Impediré que
Asahina te haga daño alguno.
Ella sonrió sin enseñar
los dientes.
-Eres muy inocente, ¿Sabes?
Andas diciendo que vas a protegerme sin conocerme. No me conoces. No des cosas
por sentado. Y en vez de tener cuidado con que Asahina no me haga daño,
deberías de mantenerme a mí a raya.
-Os mantendré a las dos a
raya. Descuida.
-Descuido. Ahora vete.
-Una última cosa…
Aoi me miró, señal de que
estaba receptiva.
-¿Por qué no hay nadie en
el instituto? Es algo que me intriga.
La sexta poseedora no
respondió en seguida.
-¿Me creerías si te dijese
que están todas muertas?
-No. De la noche a la
mañana y sin haber repercutido en los medios de comunicación no. Es imposible.
Ella rió nerviosamente.
-Para protegerme, primero
tendrías que creerme, ¿No crees?
La miré inquisitivamente.
Pero ella no dijo nada
más. Tan sólo siguió riendo.
-Acompáñame. Te enseñaré
cuán idiota es el mundo.
Cap 6 plsplsplspls
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