Capítulo 4. Una chica electrizante del futuro
2 de Septiebre del 2009.
Asahina me espera en frente de un instituto privado
para chicas. Aparentemente, hay una poseedora de un diario en el edificio y
quiere acabar con ella lo antes posible. No entiendo cómo habrá conseguido esa
información. Hoy no vamos al instituto.
No quiero ir. Yo no quiero matar a nadie más.
Quiero salir de este juego. Siento que no pinto nada en esto.
Llaman a la puerta. ¡Es Asahina! Ha venido a
buscarme, en vista de que no acudía a su llamada.
Tengo miedo.
En efecto, tres minutos
después, el timbre sonó.
Me levanté, temblorosa, de
la silla del estudio de mi cuarto, emitiendo un suave crujido. Eran las nueve de la mañana, hacía rato que
ya estaba vestida y revisaba los millones de mensajes que me mandaba Kokoro
Asahina, sin responderlos.
-¡¡¡MIKIIIIII!!!-Oí. Era
ella. Bajé las escaleras mientras oprimía el móvil entre mis dedos. Nada más
abrir la puerta, una figura con el pelo
rojo y brillante se abalanzó sobre mí, haciendo que cayésemos ambas al suelo y
besándome en los labios
Yo la aparté
inmediatamente.
-¿Por qué haces
eso?-Pregunté, molesta, mientras me limpiaba los labios con la manga de la
camiseta.
-Por que te amo-Respondió
ella- Y por que quiero que tú me ames a mí también.
-Eso…No creo que…
-Si. Se hará realidad. Tú
me amarás. Lo sé.
-¿Acaso lo dice en tu diario?
-Eso dice mi instinto-Dijo
mientras se levantaba y me tendía la mano para ayudarme, con una amplia
sonrisa.
Aproveché para mirarla
mejor. Llevaba un conjunto sencillo, color azul turquesa y marino, compuesto
por una camisa de manga corta y una falda bastante corta.
-Eh, no…No me mires así.
-¿Que no te mire cómo?
-Da igual. Vamos. ¿Tienes
tus dardos?
Yo asentí.
2 de Septiembre del 2009.
Estamos en la entrada del más prestigioso instituto
privado para chicas de toda la ciudad. No hay nadie en la entrada, ni en el
recreo. Todo está completamente en silencio.
De pronto, un cristal de la tercera planta se
rompe. Una figura sale disparada. Es una alumna, lleva uniforme. Kokoro y yo
nos aproximamos corriendo junto a ella. No tiene heridas graves. ¿Qué, o más
bien, quién la ha hecho saltar desde aquella ventana? Sus manos están atadas.
Nos apresuramos a agacharnos junto a ella y desprenderla de las cuerdas.
La chica no dijo nada,
simplemente se dejó hacer. Tendría aproximadamente nuestra edad. Tenía el pelo
azul oscuro, aunque en cuanto más se alargaba, más claro era. La longitud de su
cabello era mucho más larga por el lado derecho.
Tenía la piel blanca como
la tiza y los ojos grandes, azules y electrizantes.
-¿Qué te ha pasado?-Dije.
-La vidente-Suspiró,
cerrando los ojos. Cuando los volvió a abrir me parecieron aún más
hermosos-Está aquí.
No entendí nada.
-¿La vidente?¿Qué vidente?
Asahina pareció entender.
-Una vidente es una
persona que ve el futuro. ¿No será…?
-¡La poseedora!-Exclamé.
Asahina se puso en pie
rápidamente y corrió hacia el interior del edificio. Yo revisé rápidamente el
diario.
Asahina va armada con dos cuchillos. Es extraño,
parece no haber nadie en el interior del instituto, ni siquiera profesores. Aquí
hay algo que no cuadra.
-Oye…-Aparté la mirada del
diario para mirar a la chica. Me sorprendí al ver que ella me miraba con los
ojos muy abiertos. Retrocedí, instintivamente. Me recordaba a Asahina…
-¿Qué?-Preguntó, cortante.
Su voz era aguda y seca.
-¿Por qué no hay gente en
el instituto aparte de ti?
-No creo que te
incumba-Respondió, masajeándose las muñecas –Esto no os incumbe. Mejor será que
salgáis de aquí.
Yo sacudí la cabeza.
De repente, oí un grito.
¡Procedía de Asahina! Me levanté inmediatamente.
-Sobre todo, ni se te
ocurra moverte de aquí. Puedes haberte roto algo sin saberlo.
Ella suspiró y apartó la
mirada, sin responder.
Yo eché a correr hacia las
entrañas del edificio, realmente preocupada por lo que le pudiera haber pasado
a Asahina.
Subí las escaleras a
cuánta velocidad pudieran alcanzar mis piernas. Cuando estuve apunto de llegar
al tercer piso, decidí revisar el diario.
Kokoro está recostada en el suelo con uno de sus
cuchillos enterrado en su hombro. No es realmente grave pero le ha debilitado.
Está sola. No hay nadie.
Cuando llego junto a ella, está inconsciente. Me
arranco un trozo de camisa y tras extraerle la daga, le envuelvo el hombro en
la tela. Hay demasiada sangre. La sangre no para de salir…Me cuesta mantener
los ojos abiertos…
Me desperté en una
camilla. Tenía salpicaduras de sangre en la ropa.
Había olvidado mi fobia a
aquella sustancia que corría por nuestras venas…
¡Menuda inútil! ¡Queriendo
ayudarla, había acabado desmayándome! Quién sabe dónde estaría Asahina ahora.
Miré a mi alrededor.
¿Quién me había traído hasta allí? A juzgar por la lúgubre decoración de la
sala, supuse que estaría en la enfermería del instituto.
Me levanté. Tenía un
profundo dolor de cabeza.
De pronto, la puerta se
abrió de golpe. Detrás de ella había una mujer. Debería rondar por los
cincuenta años. Tenía el pelo grisáceo y ondulado. Sus ojos eran diminutos y
estrechos.
Tenía una bola de cristal
en una mano y vestía una túnica negra y morada, muy extraña.
-¡Primera!¡Por fin te he
encontrado!¡Te mataré!
Yo retrocedí y comencé a
correr por la amplia sala hasta llegar a otra puerta, pero estaba cerrada. La
mujer me perseguía. Era obvio que era la
vidente, una de las poseedoras de diarios del futuro. Y venía a matarme.
Me giré para recibir el
golpe que la mujer me iba a asetar con la bola de cristal. Pero ese momento no
llegó.
Un cuchillo de cocina la
atravesó parte a parte y la hizo caer al suelo, derramando sus últimos segundos
de vida.
Detrás suya, estaba la
chica de antes, que respiraba entrecortadamente.
Intenté no mirar la
aparatosa herida que se había formado en el vientre de la poseedora y observé a
la chica.
-De nada.-Dijo.
-Eh…Gracias.
-Era la cuarta poseedora.
Urara Hosho.
-¿Eh?¿Cómo sabes tú…?
De repente, alguien empujó
a la chica de ojos electrizantes hacia delante, haciéndole caer y partirse el
labio.
Kokoro Asahina Extrajo uno
de sus dos cuchillos de su bolsillo. No necesitaba ver el diario para saber lo
que iba a hacer. Rápidamente, avancé hacia delante y le inmovilicé la muñeca.
-¡Asahina! ¿En qué estás
pensando?
-¡Es la sexta poseedora,
Aoi Esuno!¡Tenemos que matarla!
-¿Y cómo lo sabes?
La acosadora relajó los
músculos. No respondió.
-Estás en lo cierto,
Asahina.
La chica peliazul se había
levantado, y tras limpiarse la sangre del labio, sacó de su bolsillo de la
falda a cuadros beige, un móvil.
-Soy la sexta poseedora.
Aoi Esuno, como tu bien has dicho. Mi diario es el diario del observador y
predice todo lo que pasará a mi alrededor.
-Esuno-Dijo ella – Vaya
familia más asquerosa.
La chica se acercó, me
apartó bruscamente y dirigió su mano,
bien abierta, hacia el rostro de Asahina. Ella emitió un quejido,
dolida.
-No me metas en el mismo
bote que en el de los Esuno. Llámame Aoi.
-¡No te voy a llamar de
ninguna manera por que dentro de poco estarás muerta!
La pelirroja levantó el
brazo con fuerza y determinación, buscando enterrarle el cuchillo en el corazón
a Aoi. Pero algo le impidió realizar su letal acción.
Asahina chilló, haciendo
caer el cuchillo y llevándose su mano izquierda a su hombro vendado por un
trozo de camiseta.
La chica aprovechó para
retroceder hasta llegar a mi lado.
-Menudo bicho que tienes
detrás, Ichijo.
-Puedes llamarme Miki
–Dije, mientras observaba cómo Asahina se oprimía el hombro, dolorida.
-Eh, no te tomes tantas
confianzas. No te voy a matar. Eso es todo. Pero a ésta mierda sí que la voy a
matar-Dijo, refiriéndose a Asahina.
No entendía cómo ambas
podían hablar tan fácilmente de matar y hacerlo sin tener ningún remordimiento
después.
-No la mates.-Dije,
mientras me ponía delante suya y extendía los brazos, en señal de protección-
Puede que no sepa lo que hace, pero en el fondo…
-En el fondo es una puta
que merece morir.
Yo callé, sorprendida.
Ambas, Aoi Esuno y Kokoro Asahina,
eran armas letales en un envoltorio hermoso y a la vez, misterioso. Y esas dos
armas se odiaban a muerte.
Me di la vuelta y me
arrodillé junto a Asahina.
-Asahina. ¿Estás bien?
-Si me das un beso estaré
mejor-Sonrió.
Yo suspiré.
-Déjate de tonterías. No
soy tu juguete. No te besaré. Vámonos a casa.
-¿Os vais?-Preguntó Aoi,
Mientras extraía el cuchillo desde las entrañas de Urara Hosho.-¿No queréis
saber la historia de ésta mujer?
Parpadeé, aún más
sorprendida.
-A ver qué
inventas-Escupió Asahina, cortante.
Aoi Esuno sonrió
enigmáticamente mientras limpiaba el cuchillo en su falda.
No nos dejes asi :(
ResponderEliminarYa ves que marvada soy(?
EliminarEn éste capítulo no se ha entendido casi nada xD en el 5 se explica todo muy bien