Ese sentimiento de frustración e impotencia cuando te das cuenta de que los demás se hacen una idea equivocada de tí.
Cuando no te dejan ser libre, pensar libremente y ser libremente quien tú quieras ser.
Por que quieren que seas una copia exacta a ellos. Quieren atarte con cadenas a tu lado, para siempre.
Pero vas a hacer que esas cadenas que te atan de acero inoxidable se deterioren, de una manera u otra.
Lo que no sabes es cómo.
Es cómo si tuvieras alas que han sido inmovilizadas con el mismísimo cepo con el que atraparon a Ariel en Alas de Fuego.
Erradican tus gustos, cambian tus costumbres, alejan a la gente de tu lado.
Te quedas sola, sin nadie a quien pedir ayuda. Te quedas sin voz. Sin voto.
Te obligan a escribir una religión dictada, que ni tú misma seguirías.
Te obligan a decir, a hacer.
Y te sientes tan débil...Tan poca cosa comparada con ellos...Que te dejas hacer, que lo dejas pasar.
Un día, las cosas parecen mejorar.
Pero no es así.
Te vuelves sumisa para no tener problemas, para no gritar más, entre otras cosas por que no puedes hacer otra cosa.
Cada extremidad de tu cuerpo y de tu mente está atada por un fino pero fuerte hilo que es manejado por ellos, a su voluntad.
Sufres, en silencio, mientras por fuera te ríes a carcajadas y demuestras que eres feliz, que nada tapa el sol que ilumina tus días.
Te das cuenta, de que eres muy buena actriz para lograr que todos se lo crean.
Sonríes, ríes, ríes, sonríes, pero las comisuras de tus labios no pueden estirarse más.
No puedes fingir más. Necesitas decirle a alguien todo lo que pasa.
Pero no puedes.
Por que sientes que si lo haces, un hilo tirará de tí y de esa persona, y le hará daño a ella también.
Todo está conectado. No sabes qué hacer.
Así que te sumerjes en una burbuja, donde nadie puede encontrar tu verdadero yo.
Y ahí sigues.
Dejando que tu corazón llore en silencio entre cada bombeo de sangre.
Redshell
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